“Voz, cuerpo, testimonio. ¿Como representar lo que se es, siendo esto inabarcable?
Durante dos días gracias a la invitación del laboratorio de cine Agromantes, pudimos esbozar en el espacio y frente a la cámara formas de representar nuestra propia infinidad. A partir de técnicas de creación escénica contemporánea provenientes del teatro devising y documental, pudimos explorar en formas de construir relatos, de denunciar dolencias, de contar historias, de habitar y exponer nuestros cuerpos, de crear escenas que hicieran honor a la bella y profunda complejidad del grupo que conformamos.
Al finalizar la sesión del primer día Xuan dijo <<durante la escena sentí que había un lugar para cada cuerpo, un espacio posible que habitar sin importar el estado en el que te encuentres, y eso para mí es una especie de utopía>>. Y quizá eso fue lo que finalmente sucedió durante este laboratorio: un espacio que dio lugar a que se esbocen utopías en las que cabemos todxs.”
Hay un muro de silencio -cuando no de prejuicio- alrededor de la salud mental, y lxs agromantes buscamos que el público general empatice y comprenda un poco más a lxs afectadxs y sus problemáticas.
Pero también queremos reivindicar unas voces valiosas, unas narrativas asombrosas hasta hace poco sacrificadas por bárbaras, o acaso impuras, molestas.
El proyecto AGROMANTES impulsa un Laboratorio de Cine, del que deriva la producción de varios cortometrajes, un Taller Escénico, y, finalmente, un largometraje documental.
La iniciativa fue breve y echamos de menos disfrutar de un plazo más dilatado. Y varias cortas pararon por indecisión o por falta de tiempo. No obstante, la puerta sigue abierta, y nuevos brotes pueden ir surgiendo por el camino.
“Llevo tiempo rumiando alrededor del tema de la locura, como materia prima para realizar un exo/ercicio audiovisual. Abrir una pequeña ventana de dentro afuera de ese mundo. Dar voz y que me la den, escuchar a sufrientes, creativxs, amorosxs, ayudar a echar para fuera y regar para dentro. El Laboratorio para mí ha sido y está siendo una sinergia, una expresión hermosa, una flor de loto.
Quise desarrollar con el grupo una atmósfera de posibilidades expresivas cinematográficas diferentes al mainstream, las que valoré como más inspiradoras o provocadoras dentro de un marco global que sería el hablar en primera persona. Comentando trozos de películas, proponiendo ejercicios individuales que luego salían cargados de una subjetividad que pujaba por salir. Y salió, a borbotones, en los cortometrajes que realizamos y en el trabajo escénico, quedando, Camila y yo, maravilladas ante esas voces creativas, honestas, desnudas, hondas. Y con muchas ganas de contarse.”